domingo, 17 de octubre de 2010
Hasta luego
viernes, 8 de octubre de 2010
The British Experience ( & III)
jueves, 7 de octubre de 2010
The British Experience (II)
lunes, 4 de octubre de 2010
The British Experience (I)
Sunday, 3rd
I´ve just arrived at my home. Valerie , my "mum" is waiting for me. She´s a lovely old british lady. She, her husdand and their cat, Whisky, will be my host family during this week.
My room is quite confortable, british style but confortable, and I´m so tired than I can´t tell you any more.
Monday 4th
My first day at school. This morning I went with my Japanese home -mate, Tetsu. The weather is awful, and Stratford seems quite nice.
We arrive at Linguarama and Loles, a spanish recepcionist, gives me my ID and some recomendattions (in English, of course). This week, there are 7 Japanese (from Mitsubishi, KMPG and other companies), 2 Spanish, 2 Italian, 3 German, 1 French, 1 Argentinian and 1 Polish.
In the morning, Group Lessons with Victoria (she´s English teacher in the morning, Celo teacher in the evenings, and voleyball player during the weekends...and mother of two teenagers) , and Tetsu, Stephanie and Christian (from Germany) and Cathy (a 45 years-old French woman who works for IFTH, a company that works for clothes size standarization).
After the lunch (british style, one more time) my face-to-face lesson with Harry Potter (Valerie calls him so).
We went all together to visit the viilage (with Steven, the academy director) and at 7 o´clock, dinner time (spaghetti bolognesa, french wine and strawberries with vanilla ice).
Tomorrow will be another day.
sábado, 25 de septiembre de 2010
Otra despedida: las últimas horchatas de Mariano
La heladería Rico, en la calle Albareda de Zaragoza, apenas ha cambiado desde que se abrió en 1972. Mariano Solana, su dueño, se va a jubilar y los nuevos propietarios reformarán totalmente el local.

Han pasado 38 años desde que Mariano Solana inauguró su establecimiento en la calle Albareda, el cinco de junio de 1972. En todo este tiempo, su heladería no ha cambiado nada. Siguen los mismos azulejos en la fachada, las mismas mesitas blancas que Mariano limpia todas las noches con agua y lejía, y la misma barra tras la que ha pasado gran parte de su vida. "No he hecho ni una sola reforma desde que abrí. Solo he puesto un cuadro que me regaló una señora de Jaca y una foto del nacimiento del río Cuervo, en Cuenca, que también fue un regalo", cuenta Mariano.
Este peculiar establecimiento tiene los días contados. En diciembre, Mariano se jubilará y los futuros propietarios del local ya tienen un proyecto para remodelarlo. "Van a hacer una cafetería muy moderna, de las que se llevan ahora. Quieren aprovechar las ventajas del local, los techos altos y los ventanales grandes ya son difíciles de encontrar", explica Mariano. "La gente me dice que cómo lo van a cambiar, que tendrían que dejarlo como está ahora, pero qué le vamos a hacer. A mí me va a dar muchísima pena, pero oye, así es la vida, renovarse o morir", comenta.
Cambios en la sociedad
Desde la barra tras la que durante años ha estado sirviendo cafés, helados, horchatas y granizados, Mariano ha visto cómo cambiaba la sociedad. "Me da casi para hacer un estudio sociológico", bromea.
En su opinión, las costumbres han cambiado a peor. "Mi madre me enseñó que al entrar a un sitio había que saludar. Decía que los únicos que podían entrar sin saludar eran los burros cuando pasaban al establo. Antes todo el mundo, tanto grandes como pequeños, te daba los buenos días y las buenas tardes al entrar. Ahora, hay quien entra sin decir ni pío, pasa al baño y luego ni te da las gracias", se lamenta.
A pesar de todo, Mariano sigue manteniendo las buenas costumbres con sus clientes. Nadie sale de su establecimiento sin que el heladero le dedique una sonrisa o un "que pase usted un buen día". Después de tantos años trabajando, lejos de estar hastiado sigue disfrutando de su trabajo y cuidando los pequeños detalles, como elegir una cucharita del color que haga juego con el helado: para el helado de fresa de Isabel, una niña de corta edad, ha elegido el rosa. Cuando se va, Isabel le dice adiós con la mano desde la puerta y Mariano comenta que el cariño de los niños es una de las mayores satisfacciones que le ha dado este trabajo.
El de fresa es uno de los helados más vendidos en el local de Mariano. "Tengo los sabores tradicionales, los de toda la vida, nada de experimentos: vainilla, fresa, turrón, chocolate, limón, nata..." Su favorito es el de vainilla: "Es la flor de los helados", dice. También despacha horchatas y granizados, que se elaboran en el obrador de su hermano, la única empresa de este tipo en Aragón. "Las chufas para la horchata nos las traen de Alboraya, en Valencia, y tengo la manía de que los limones para los granizados sean de Murcia", cuenta.
Toda una vida
Mariano ha pasado gran parte de su vida laboral al frente de esta horchatería. Llegó a Zaragoza desde Biel, su pueblo natal, en 1965. Unos años después, puso en marcha su negocio. "Fui uno de los pioneros del comercio de la zona, he visto como se instalaban todos los negocios de alrededor", explica.
Por aquí han pasado clientes de todo tipo, pero Mariano se acuerda sobre todo de una alemana y un italiano: "La alemana tomaba leche merengada, le gustaba muchísimo y me decía que si me iba a Alemania, iba a volver con un Mercedes. Al italiano le encantaba la horchata y quería introducirla en Italia. Antes de que volviera a su país le regalé una botella de horchata, no sé si llegaría a hacer negocio".
Después de 38 años, en los que asegura haber tenido once días de vacaciones - "desde San José hasta después del Pilar abro de lunes a domingo"-, en diciembre llegará la jubilación de Mariano y con ella la desaparición del aspecto actual del local. El verano que acaba de terminar ha sido el último de Mariano en la horchatería, pero él prefiere no pensarlo. "Esto ha sido mi vida. Yo siempre he dicho que el trabajo ha sido mi juego, y he estado todo este tiempo jugando. Ahora me toca descansar, que la maquinaria ya se resiente".
domingo, 19 de septiembre de 2010
Homenaje a Labordeta

jueves, 16 de septiembre de 2010
Los simpáticos
Creo que mi simpatía por estas personas no es compartida por la mayoría, lo que, quizás, me hace aumentar mi simpatía por los dos personajes.
El primero de ellos es José Mourinho. Me cae bien. Siempre me ha parecido un tio majo. !Qué le voy a hacer¡. Desde luego prefiero un entrenador como "Mou": bocazas, exagerado, polémico,... a un meapilas como Guardiola. Lo que yo espero de un entrenador de fútbol es un comportamiento como el de Mourinho, no como el de Pep, con declaraciones buenistas, amigos literatos,...¿Meará colonia? .Además hace poco leí que Mourinho es muy de derechas (que no es determinante para que me caiga bien, pero ayuda).
Se le ve claramente cuando quiere provocar. Se sienta en la rueda de prensa, abre la boca, suelta una barbaridad y pone una sonrisita como pensando ¿cuánto tardarán en crucificarme?

Bueno, este hombre, además, y no se muy bien si porque realmente lo piensa, o simplemente para que se hable de él y de su compañía, de vez en cuando hace declaraciones provocativas. La semana pasada , sin ir más lejos, dijo que en los vuelos europeos las compañías aéreas podían prescindir perfectamente de los copilotos (con gran enfado de estos, claro) o que el cambio climático es una montaña de mierda.
Ambos son geniales y mi opinión no tiene porque ser necesariamente compartida.