domingo, 14 de junio de 2009

Lisboa

Ha sido un fin de semana fantástico.
Llegamos a Lisboa el viernes por la noche, en medio de la celebración de San Antonio (llamado de Padua, pero nacido en Lisboa), que pasan por ser las fiestas grandes de Lisboa.
Así que sin mucha idea de lo que ocurría, y con el tiempo justo de dejar las maletas, nos lanzamos a la calle y como "donde fueras haz lo que vieras", después de recorrer la Avenida de la Liberdade viendo los "arraiales", nos sentamos a comer unas "sardinhas" acompañadas, no con vino tinto, como manda la tradiçao, sino con una de las marcas de cerveza portuguesa (Super Bock).
Entre unas cosas y otras, casí eran las tres de la mañana cuando volviamos al hotel.
Creo que Lisboa se puede ver en un fin de semana (salvo que te dediques a visitar museos, exposiciones,...). El sábado por la mañana nos paseamos por P. dos Restauradores, la Rua Augusta, bajando hasta la Praça do Comercio (que salvando las distancias, y esperando a que terminen las obras, me recuerda a San Marcos de Venecia). Después subimos a la Catedral (Sé, le dicen), a la casa natal del Santo y al Castelho de S.Jorge. Lo suyo es hacer el trayecto en tranvía , pero debido a las fiestas, el acceso al Bº de Alfama estaba cortada al tráfico. Volvimos a la parte baja paseando por las callejuelas de Alfama, uno los barrios castizos de Lisboa.
Por la tarde, el otro barrio "típico" de la ciudad, el Bairro Alto, repleto de pequeños restaurantes. Este barrio llama la atención por el paisaje y por el paisanaje. Nada es espectacular pero el conjunto es una auténtica delicia. Después de patearlo arriba y abajo (tan abajo que volvimos a acabar en el río) cenamos en uno de esos locales llamado "Os Barrigas", arroz con pulpo y estofado de ternera, con "vinho verde", copa de porto, y todas las bendiciones.
Ya el domingo, tocaba irse a Belém. El Monasterio de los Jeronimos sí que es espectacular, grandisoso,...una auténtica joya. Construido en estilo "manuelino" (lo que aquí llamariamos plateresco) tanto la iglesia como , sobre todo, el claustro son espectaculares.
Engaña la vista y el paseo hasta la archifamosa Torre de Belém desde los Jerónimos es largo, más si llueve, y el paso al Monumento a los Descubridores difícil. Así que nos conformamos con la foto desde el tranvía.
Y poco más.
Es una escapada recomendable: está cerca, es asequible (salvo los transportes públicos que nos parecieron caros), y nos ha dejado un agradable sabor de boca.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Espero que hayais traido mucha marcha para el sabado, os espero....y el Abril tambien